Tener un día despejado en Londres es el equivalente a tener buena suerte porque durante gran parte del año el cielo nublado  cierra la posibilidad de disfrutar de la luz solar tan vital para el desarrollo de la fotografía.

Afortunadamente, mi visita coincidió con unos días rebosantes de azul que me permitieron atrapar imágenes de esta interesante y multicultural ciudad situada a orillas del río Támesis en el sureste de la isla de Gran Bretaña. Fundada alrededor del año 43 por los romanos con el nombre de Londinium y con 7,5 millones de habitantes es junto con Nueva York, Tokio y París, una de las cuatro principales ciudades del mundo.

La capital británica alberga innumerables atracciones antiguas y modernas, desde el London Eye a la National Gallery. Con entrada gratis en muchas de las principales atracciones, no hay mejor ciudad en la que empaparse de algo de cultura.

El imponente Museo Británico expone la obra del hombre desde la Prehistoria hasta los tiempos modernos en colecciones procedentes de todas partes del mundo. Entre los tesoros más famosos del museo destaca la piedra Rosetta, las esculturas del Partenón, el Vaso Portland y los dinteles mayas de Tikal.                                     

La impresionante Tate Modern es el museo nacional británico de arte moderno. Construido en lugar de un antiguo acumulador eléctrico de la ribera del Támesis, la galería expone cuadros importantes de Matisse y Picasso, además de obras, exhibiciones e instalaciones de arte contemporáneo.

El London Eye es el elemento más visible de la línea de horizonte londinense. Se trata de la noria mirador más alta del mundo y ofrece a los pasajeros vistas espectaculares de más de 55 puntos representativos de la capital en sólo 30 minutos.

El Madame de Tussauds, es el museo de cera más conocido en el mundo, en el que el visitante se topará de frente con algunos de los rostros más famosos del mundo. Desde Shakespeare al Dalai Lama, y si no tiene prisa hasta puede recibir una audiencia única con su Majestad la Reina.